Este compost está libre de metabolitos secundarios típicos de la putrefacción (putrescina, cadaverina, etc..), que facilitan la proliferación de organismos patógenos, típicos de ambientes anaeróbicos. Si un compost huele mal, es que está claramente en el rango de la putrefacción.
Además, restituye la flora microbiana del suelo, devolviéndole su equilibrio, restituyendo los ciclos de materia que tienen lugar en el medio edáfico, potencia el establecimiento de las relaciones simbióticas beneficiosas para las plantas cultivadas, es capaz de suprimir la proliferación de patógenos del suelo.
Aporta humus de reserva capaz de mejorar la fertilidad del suelo a medio y largo plazo y mejora la estructura del suelo, la circulación del aire y la capacidad de retención de agua, como consecuencia de sus características intrínsecas.